Publicado el 21 de septiembre de 2015 | por Santiago
0TALLER DE PINTURA EN LEBRIJA
Datos del Proyecto
Descripción de la Experiencia
El progreso del Taller de Pintura llevado a cabo en el I.E.S. Bajo Guadalquivir, de Lebrija (Sevilla), ha continuado su desarrollo durante el resto de las sesiones pertinentes hasta su finalización con una muy buena acogida por parte de los alumnos que han participado en el mismo, así como del resto de la Comunidad Educativa, especialmente de los padres de estos alumnos que han recibido con gran alegría los resultados de las obras que sus hijos han ejecutado en este Taller de Pintura al Óleo.
Son frecuentes los comentarios de estos padres en los que afirman que los lienzos pintados por sus hijos están ya enmarcados y colgados en las paredes de sus casas apenas se ha secado el óleo con el que han sido pintados. Esto, por otra parte, llena de satisfacción al alumno participante en este curso, que ve con alegría cómo sus más cercanos elogian su trabajo y el fruto que éste ha dado.
Si retomamos el contenido de la entrada anterior presentada en esta página web de Andalucía Profundiza, nos quedamos comentando que los alumnos habían llegado a «manchar» el motivo del cuadro que ellos mismos han elegido para pintar. Tal como se apuntaba allí, se empieza manchando el fondo para ir avanzando, paulatinamente, hasta los elementos que conforman el primer plano de la escena a representar. Para una exitosa realización de esta primera fase de manchado, tanto en ésta como en las siguientes sesiones, se hace necesario que el alumno vaya pintando, por supuesto, con las tonalidades adecuadas; pero, también, al mismo tiempo, llevando a cabo las mezclas de los colores de óleo que sean necesarias para ir obteniendo un primer resultado aceptable en la consecución de los volúmenes de las figuras, pues, de no hacerse así y aplicar tonalidades planas de color, el resultado sería pésimo, ya que nos habríamos cargado el dibujo a carboncillo que hemos realizado previamente, y en el cual hemos dejado patente el sombreado que nos va a permitir poder apreciar claramente los volúmenes de las figuras. Esta fase es muy importante en el proceso de elaboración de un cuadro al óleo que quiera tener un buen resultado final, pues es la fase en la que el alumno va a ver patente la diferencia entre lo que es pintar y lo que es colorear.
Es curioso ver cómo algunos jóvenes no han llegado a percibir claramente la diferencia entre estos dos conceptos y comienzan a «colorear» el lienzo a base de tonalidades planas de color, donde no hay matiz alguno que indique el volumen de la figura en la que está trabajando. La intervención del profesor es muy importante en este momento para enseñarles a ver la realidad del motivo elegido tal cual es; así como para educar su cerebro en la percepción de los detalles y de los matices de las cosas; y, a realizar las mezclas de colores para conseguir la tonalidad que comunique el efecto que nosotros deseamos transmitir.
La obtención de «una buena mancha» del motivo elegido es clave y va a permitir una maravillosa ejecución de las etapas que nos faltan hasta llegar a la finalización del cuadro, cuyo éxito en el resultado está prácticamente garantizado si hemos conseguido una «mancha» de calidad.
Uno de los errores que con más frecuencia se suele repetir por parte de los alumnos, tanto en la fase de manchado como en las posteriores, es el de no saber en qué momento dejar de pintar el motivo que tienen entre manos; y, se dedican a aplicar óleo una y otra vez, mezclando incluso tonalidades que no corresponden y resultan contraproducentes. Todo ello les lleva a estropear el resultado de lo obtenido pues, además de conseguir unas pinceladas demasiado «relamidas» y poco realistas, consiguen estropear las tonalidades por el exceso de colores mezclados, que se vuelven grisáceos y alejados del resultado que se ha de obtener.
Por todo ello, hay que educar al alumno a saber dejar el pincel, una vez que el resultado es satisfactorio, y dejar el cuadro para que se seque antes de afrontar las siguientes etapas.
Así pues, se ha de continuar pintando el cuadro «capa a capa», pero dejando un intervalo de varios días que permita al óleo poder secarse, con el fin de que los colores no se mezclen. Este proceso paulatino de pintura y secado se ha de ir llevando a cabo hasta que el pintor lo considere necesario y dé por finalizada su obra. Es un proceso en el que, si procede, poco a poco se van «iluminando» los motivos del cuadro con tonalidades que aporten luz, se van resaltando los pequeños detalles que van a dar armonía al conjunto de lo pintado y, en general, se va rematando todo el procedimiento de elaboración artística que va a dar por concluido todo el trabajo realizado.
En la realización de una pintura al óleo hay siempre un proceso de observación y análisis de lo que se está pintando, que es el que permite seguir avanzando con la pintura. La observación y el análisis continuado del trabajo hace que el alumno pueda darse cuenta de cómo ir afrontando las siguientes etapas de su tarea. Etapas que han de ser tantas como él considere convenientes, por muy difícil que resulte saber en qué momento la obra está terminada.
Siempre es agradable ver la satisfacción con la que el alumno ha decidido considerar que la obra ya está concluida. Un gesto bastante frecuente es el de sonreír, al tiempo que afirma que «el cuadro ya está hecho», y se levanta con alegría para verlo a cierta distancia, la suficiente para disfrutar de su obra en su globalidad. Aseguran que es una sensación de satisfacción interior al ver que el fruto de sus horas de trabajo y esfuerzo ha dado origen a una obra bien hecha. Los elogios que, posteriormente, hacen otros compañeros, profesores, familiares, etc. son también motivos de estímulo para estos jóvenes alumnos.
Algunos muchachos han elegido este curso motivos con un enfoque más clásico, que se prestan a poder darles ese toque más antiguo, por lo que, como profesor, les planteé la posibilidad de aplicar diferentes capas de barniz holandés a la obra ya terminada. Este barniz va a aportar una luminosidad de color acaramelado muy en la línea de las obras clásicas de la pintura, al tiempo que va a dar cierta profundidad al motivo elegido para el lienzo.
No obstante, para poder aplicar este barniz holandés hemos de esperar varios meses, hasta que el óleo esté bien seco, por lo que, después del verano, nos volveremos a encontrar una tarde solamente para poder llevar a cabo esta tarea que va a mejorar considerablemente el resultado final de las obras.
A modo de conclusión, y como valoración global de los alumnos respecto a este Curso de Pintura, sólo me queda decir que les «ha encantado porque han disfrutado al poder expresarse a través de la pintura». Lo que sí que siguen lamentando, como en años anteriores, es la corta duración de este curso, pues consideran que «debería durar más meses».
Si deseáis ver algunas fotografías de lo trabajado en este taller, podéis hacerlo en la ventana de Andalucía Profundiza que el I.E.S. Bajo Guadalquivir, de Lebrija, tiene en su página web.
Imagen de Shutterstock.
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