Publicado el 31 de octubre de 2014 | por juan buenaventura
0Las Pseudociencias atacan de nuevo
Datos del Proyecto
Descripción de la Experiencia
En un artículo publicado en la revista Skeptical Inquirer en el otoño de 1987, Carl Sagan nos invitaba a saborear las virtudes del escepticismo. Defendía allí la recuperación para la vida cotidiana de la actitud escéptica. Dos años antes, esta actitud había empezado a cuajar en una joven y democrática España. En 1985 se fundó la sociedad ARP, Alternativa Racional a las Pseudociencias. Y según Luis Alfonso Gámez, miembro histórico de la ARP, A mediados de los años 80, ufólogos, astrólogos, parapsicólogos, curanderos y demás campaban a sus anchas por los medios de comunicación sin que nadie les llevara la contraria. Salvando las distancias, poco ha cambiado la situación hoy en día.
En palabras de nuestro astrónomo “(El escepticismo) no es nada esotérico, nos lo encontramos a diario”. Se trata de una actitud prudente y desconfiada, una actitud que antepone la duda razonable a la credulidad. En todos los tiempos y ahora esta actitud encarna una valiosa herramienta para combatir los timos y las patrañas de no poca publicidad irresponsable tanto como las mentiras y las falacias de aquéllos que pretenden timarnos. Por ello, cuesta trabajo comprender el poco calado que tienen estos temas en los currículos de Secundaria y Bachillerato. La sana voluntad de dudar es la única arma con la que contamos contra el fácil dogmatismo y los ineludibles prejuicios. Un escéptico es un cazador de fantasmas y aunque no se dedique a la ciencia, confía en sus métodos. Pero el escéptico saca a la ciencia a pasear a la calle, lejos de las aulas y los laboratorios. Si la ciencia es importante, no lo es menos, si se nos permite llamarlo así, su socialización e insaculación en la vida cotidiana.
Nuestro grupo de trabajo surgió a la sombra de Andalucía Profundiza. Primero surgió y la idea y luego la necesidad de insuflarle realidad. De la noche a la mañana nos encontrábamos en la primera sesión. Era el día 5 del mes de febrero y delante de mí tenía a un grupo heterogéneo de alumnos de diversos niveles. Había alumnos de 2º, de 3º y de 4º de ESO, con una cultura escolar diferente y en un espacio distinto al de un aula convencional. ¿Cómo enseñarles a detectar las pseudociencias sin averiguar previamente que sabían sobre el método científico? ¿Cómo hacerlo evitando reproducir el, a veces, aburrido tono de una clase? La solución vino de la mano de Sherlock Holmes. Las páginas de Arthur Conan Doyle rebosan de rigor deductivo y exigencia empírica. Enredados en las aventuras del sesudo investigador nos dejamos llevar por sus consejos y a partir de sus frases más celebres elaboramos nuestro decálogo:
1. No existe una combinación de sucesos que la inteligencia de un hombre no sea capaz de explicar.
2. Cuando eliminas toda solución lógica a un problema, lo ilógico, aunque imposible, es invariablemente lo cierto.
3. Nada resulta más engañoso que un hecho evidente.
4. Nunca hago excepciones; la excepción invalida la regl.a
5. Adapta las teorías a los hechos en vez de los hechos a las teorías.
6. Datos, datos, datos. No puedo fabricar ladrillos sin arcilla.
7. Nada aclara tanto un caso como exponérselo a otra persona.
8. Conoce mis métodos, aplíquelos.
9. Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira.
10. Solo la verdad nos hace libres….
Lo más difícil fue empezar aunque el resto no fue coser y cantar. Quizás lo más atractivo para todos nosotros fue el test que elaboramos para detectar creencias irracionales de los alumnos de nuestro Centro. Los resultados pueden dar pie a muchas interpretaciones. La primera es la impermeabilidad de la vida cotidiana de los alumnos de secundaria a la cultura científica. Fenómenos paranormales, poderes psíquicos, espíritus y extraterrestres pueblan el imaginario de nuestros alumnos. En Secundaria la mayoría de los alumnos muestran un gran interés por estos temas. En segundo lugar, otra conclusión no menos preocupante es la confusión conceptual en la que se encuentran. En dos cuestiones de nuestro test se les pedía a los alumnos que valoraran del 1 al 5 diversas materias según sus grados de cientificidad. En una de las cuestiones entre otras ciencias y pseudociencias aparecían la astronomía y los horóscopos y en la siguiente entre otras ciencias y pseudociencias aparecía la astrología. Muy pocos identificaban la astrología con los horóscopos y otros muchos otorgaban a la astrología una alta valoración científica.
Que la superstición forme parte de la vida cotidiana de nuestro alumnado a pesar de su formación científica es un síntoma de lo difícil que es convertir la ciencia en cultura popular. En la segunda parte del test se presentó a los alumnos 50 supersticiones populares de la zona de Andalucía. Se les pedía que señalasen si las habían oído alguna vez y si les parecía verdad o, al menos, si habían influido en su conducta alguna vez. Fueron bastantes las supersticiones a las que los alumnos daban crédito y algunos, más de los esperados, confesaban sentirse condicionados y guiados, en más de una ocasión, por ellas.
Por ello pensamos que más allá del puro interés etnográfico y con todo el respeto que merece nuestra historia, sabemos que detrás de muchas supersticiones se encuentra una hierofanía olvidada, esta marcada presencia de lo irracional justifica una vez más el esfuerzo por enraizar el pensamiento crítico y riguroso y la actitud científica en la vida cotidiana de nuestros alumnos…. No en vano, ellos son nuestro futuro…
Fue para nosotros una inestimable ayuda los documentales protagonizados por James Randi, que nos sirvieron de guía para navegar sin zozobrar por los procelosos mares de la pseudociencia. También nos fue de gran utilidad la revista El Escéptico. Una sesión se dedicó a la astrología y otra al análisis del método de lectura en frío propio de los adivinos, los espiritistas, magos y mentalistas y el análisis científico de la homeopatía.
Nuestro proyecto terminó con una visita a la Casa de la Ciencia en Sevilla. Además de las exposiciones permanentes nuestros alumnos realizaron una visita guiada a la exposición “Moléculas de la Vida”. Y disfrutamos de una exposición interactiva brillantemente explicada por el monitor que nos atendió. Por la tarde, asistimos a una sesión en el planetario.
A juicio de nuestros alumnos, la experiencia ha sido del todo satisfactoria. Han echado en falta más sesiones y han manifestado su deseo de continuar el año que viene con el proyecto y su intención de publicar en nuestro Centro una revista de divulgación científica.
Para un análisis más detallado de las sesiones os dejamos estos enlaces con la memoria de lo realizado.
http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/11005241/moodle/mod/forum/discuss.php?d=31
http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/11005241/moodle/mod/forum/discuss.php?d=32
http://www.juntadeandalucia.es/averroes/centros-tic/11005241/moodle/mod/forum/discuss.php?d=33
Créditos: fotografía de Pedro Vezini.
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