Una escuela con arte
Datos del Proyecto
Descripción de la Experiencia
La experiencia vivida con nuestro proyecto “Una escuela con arte” del Programa Andalucía Profundiza, ha sido muy positiva. Hemos partido del lema “Todos aprendemos de todos”, mostrando desde el inicio en la sesión de presentación a las familias, que partíamos de un modelo de trabajo colaborativo, de aprendizaje por descubrimiento y en el que no sólo se iba a hablar de arte, sino de desarrollo emocional para una educación integral del niño.
Este planteamiento ha sido muy bien acogido por el alumnado y sus familias, que han visto las posibilidades de crecer aprendiendo, superando las propias dificultades y miedos a través de la creación y recreación de obras plásticas.
Nuestro trabajo se ha centrado en el Pop Art, surgido en la década de los 50 como movimiento reivindicativo y contrario al elitismo que rodeaba a las Bellas Artes del momento. Y desde el inicio buscamos la participación, la implicación y la generación de ideas nuevas por parte de nuestros pequeños artistas (alumnado de 3º a 6º de primaria).
Autores como Andy Warhol, James Rosenquist y Roy Lichtenstein nos han permitido ver los objetos cotidianos como parte del arte, en ocasiones los hemos descontextualizado y asignado una nueva identidad, versionando algunas obras a “nuestro estilo”. Hemos disfrutado con diferentes materiales plásticos que nos han llevado a experimentar nuevas texturas, colores y diseños. Todo ello en un ambiente lúdico, a la vez que organizado en torno a la vida y producción artística de cada autor trabajado.
El cuaderno de trabajo fue la primera obra original que diseñamos: hicimos un collage para personalizar las tapas y los resultados gustaron mucho.
Warhol fue el primer artista trabajado. Con él probamos a mezclar y superponer colores, reinventando sus obras. El grupo propuso hacer un retrato de cada artista en el cuaderno de trabajo, así que esa se convirtió en la primera rutina de cada sesión: retrato del artista. La obra conocida como “La Luna”, de Rosenquist, nos sirvió de excusa para trabajar las tres dimensiones, con papel maché que hicimos de manera casera. Fue llamativo que cada alumno/a le diera su propio toque personal, no había dos iguales. Pusimos a prueba el ingenio del grupo porque se les presentó la vida de este autor con un jeroglífico, pero superaron el reto con nota, descifrando cada palabra.
De la mano del mismísimo Roy Lichtenstein, descubrimos los elementos fundamentales del cómic: cómo hacer los “efectos especiales” que imprimen movimiento o sonido a la escena y diseñamos nuestro propio cómic. Todos quedaron excepcionalmente bien, así que inventamos los premios al cómic más original y se votaron los mejores.
Con la aplicación PicsArt utilizamos fotos de los niños y niñas para convertirlos en personajes de cómic y se propuso hacer un relato corto por grupos donde los protagonistas contaran una historia breve… fueron muy divertidas y, la que más gustó, también se llevó un diploma para cada componente del grupo.
El exponente femenino del Pop Art, proveniente de Japón, llegó con la figura de Yayoi Kusama, con la que aprendimos a respetar las diferencias, a convertir las debilidades en fortalezas y a compartir con los demás el talento. Yayoi, obsesionada con el dibujo de puntos, nos ha ayudado a ponernos en la piel de personas con enfermedades mentales, fomentando el debate sobre la tolerancia. Resultó ser la favorita de nuestro pequeño público.
Hemos tenido un “artista invitado” que no pertenecía a este movimiento de Pop Art pero que quisimos tener presente para entrar de lleno en el mundo de las emociones. Con Edvar Munch (autor del conocidísimo cuadro “El Grito”), aprendimos cómo el color y los trazos pueden expresar estados de ánimo, identificando el dolor en sus obras, fruto de una vida marcada por el infortunio familiar.
Y como no todo iba a ser igual, nuestras sesiones estaban diseñadas de manera que la última parte nos permitiera experimentar y jugar un poco. Hemos hecho plastilina casera con harina; creamos nuestro propio “slime”, con dos versiones (una con espuma de afeitar); nos atrevimos con el “pouring” o vertido de pintura; aprendimos a hacer puntillismo con bastoncillos de algodón; y metimos las manos en aquella pasta de papel maché, en busca de dar forma a “La Luna”.
La experiencia “Profundiza” tocaba a su fin, así que diseñamos una última sesión muy especial, escucharíamos la música y pintaríamos juntos sobre papel continuo lo que nos evocara la melodía. Quedaron dos producciones muy distintas y coloridas. Al finalizar, se les pasó a los alumnos/as una “Diana de Evaluación” donde podrían valorar de forma anónima los aspectos más relevantes y proponer mejoras, o temas para futuros proyectos.
No podíamos acabar esta experiencia sin mostrar a las familias lo mucho que todos habíamos aprendido. Preparamos una “visita guiada” a través de los pasillos donde se habían colgado las producciones realizadas. Los alumnos/as se distribuyeron las obras y técnicas a explicar; ensayaron qué querían decir y, finalmente, mostraron sus dotes oratorias haciendo un fantástico resumen a las familias en la sesión de despedida. Todos vencieron el pánico escénico y recibieron calurosos aplausos.
Las familias hicieron preguntas muy interesantes sobre el papel de la mujer en el arte, sobre la vida de los autores y, según nos comentaron, estaban muy satisfechos del proceso.
Terminamos la experiencia regalando a cada alumno/a, como recuerdo de su paso por “Profundiza”, una caja de acuarelas para que sigan creando y creciendo con bonitos colores.
Os dejamos una ventana abierta para que podáis participar de esta experiencia a través de nuestro blog.
https://proyectoprofundiza17-18.blogspot.com.es/?m=1
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